Sé que prometí escribir contando mi experiencia en la
Escuela de Verano UNAOCEF 2014, pero los días pasaron tan rápido, la agenda fue tan intensa y la experiencia tan llena de cosas por vivir y compartir, que apenas tuve tiempo para reportarme a mis familiares. Nunca me habría imaginado todo lo que fue esa semana. Al llegar, todo era expectación: las primeras presentaciones, empezando a conocer a mis compañeros y la visita al pueblo de
Tarrytown, donde está ubicado el CAMPUS de EF, a 45 minutos de Manhattan. Esta sería la base de la Escuela y tendríamos dos visitas a Nueva York. Tarrytown está en el condado de Wetchester y es considerado uno de los 10 pueblos más ricos de Estados Unidos.
Casas de catálogo con jardín, bancas y columpios, coches carísimos, restaurantes pintorescos y una tranquilidad asustadora. El idílico “American lifestyle” ofrecido en algunos medios, el sueño americano en su máximo esplendor. Debo decir que aunque soy colombiana y el estilo de vida de allí es más similar al americano, tuve una especie de choque cultural con tanta perfección. Pero bueno, esto apenas comenzaba. Para celebrar y refrescarnos, algunas chicas del nuevo grupo decidimos comprar una cerveza, sin ser conscientes de que en EEUU no se puede beber en la calle, ni en lugares públicos como los parques. Choque cultural 2. Encontramos un parque lindo cerca al Campus de EF donde nos alojábamos y allí vimos el atardecer sobre el Rio Hudson, hablando de nuestras vidas y nuestros proyectos. Las primeras selfies, las primeras risas y una complicidad naciente entre nosotras, el augurio de lo que iba a ser una semana maravillosa.
