jueves, 4 de septiembre de 2014

EXPERIENCIA #UNAOCEF DIA 2. Visiting Manhattan

El día había llegado. Por fin íbamos a vernos, a conocernos y a contarnos nuestras vidas. La mañana comenzó con algunas dinámicas para romper el hielo, donde aprendimos sobre confianza, liderazgo, sentido de equipo y empezamos a construir nuestra comunidad de aprendizaje. Se sentaron las normas de conducta y los facilitadores nos dieron algunos consejos prácticos para vivir y disfrutar al máximo de esta experiencia sin problemas. El autobús escolar (si, de los amarillos de las pelis) nos condujo los 45 minutos que separan Tarrytown de Manhattan y aparcó en un costado de Central Park, donde íbamos a hacer un picnic. Tantas veces había visto este parque en pelis y series que se me hacía familiar, aunque de algún modo nuevo. Pronto estuvimos todos reunidos en grupos espontáneos y con cada mordisco, una nueva selfie, una pose, una risa, un salto; todos queríamos guardar este momento único. Alrededor, turistas y newyorkers departían tranquilos y apenas nos miraban, alguna se bronceaba, otros jugaban rugby, uno leía y otros se hacían sus respectivas selfies. Nuestra siguiente parada fue el puerto, desde donde tomamos un bote para dar una vuelta por la bahía de Manhattan. No salíamos hasta las 3 y el sol pegaba fuerte así que aprovechamos para seguir hablando, compartiendo proyectos, y más y más fotos. Nunca es suficiente. Del paseo guardo la imagen de los veleros que pasaban tranquilos como si no les importara el agitado ritmo de la ciudad, y la Estatua de la Libertad. Otro ícono mostrado tantas veces en el cine y en los documentales, pasó muy fugaz ante mis ojos, el tiempo justo para una foto. Pensé: A veces la libertad también se gana o se pierde en un abrir y cerrar de ojos. Volvimos al bus escolar de vuelta al campus, echando de menos un poco más de tiempo en Manhattan, pues aún era pronto. Esa noche salimos un poco por Tarrytown y la misma sospechosa calma lo invadía todo.